Post by Admin on Mar 21, 2023 8:05:08 GMT -5
En qué consiste el cerebro humano
El cerebro humano es el órgano más complejo del cuerpo. Esta masa de tres libras de materia gris y blanca se halla en el centro de toda la actividad humana: necesitamos el cerebro para conducir un automóvil, disfrutar de una comida, respirar, crear una obra de arte magistral y disfrutar las actividades de todos los días. El cerebro regula las funciones básicas del cuerpo, nos permite interpretar y responder a todo lo que experimentamos y moldea nuestro comportamiento. En breve, somos nuestro cerebro: él es todo lo que sentimos y pensamos, es lo que somos.
¿Cómo funciona el cerebro?
El cerebro se compara a menudo con una computadora increíblemente compleja e intrincada. En vez de los circuitos eléctricos de chips de silicona que controlan los dispositivos electrónicos, el cerebro tiene miles de millones de células llamadas neuronas que están organizadas en circuitos y redes. Cada neurona actúa como un interruptor que controla el flujo de información. Si una neurona recibe suficientes señales de otras neuronas con las cuales está conectada, se activa y dispara su propia señal a otras neuronas del circuito.
El cerebro está compuesto por muchas partes con circuitos interconectados que funcionan juntas, en equipo. Los distintos circuitos cerebrales son responsables de coordinar y llevar a cabo funciones específicas. Las redes de neuronas intercambian señales entre ellas y con otras partes del cerebro, la médula espinal y los nervios que se encuentran en el resto del cuerpo (el sistema nervioso periférico).
Para enviar un mensaje, la neurona libera un neurotransmisor en el espacio que existe entre ella y la neurona siguiente. Este espacio se llama sinapsis. El neurotransmisor cruza la sinapsis y se adhiere a los receptores de la neurona que recibe el mensaje, en forma similar a una llave que calza en una cerradura. Esto origina cambios en la célula receptora. Otras moléculas llamadas transportadores reciclan los neurotransmisores (es decir, los devuelven a la neurona de donde salieron en primer lugar), limitando o cancelando de esa manera la señal emitida entre las neuronas.
¿Cómo actúan las drogas en el cerebro?
Las drogas interfieren en la forma en que las neuronas envían, reciben y procesan las señales que transmiten los neurotransmisores. Algunas drogas, como la marihuana y la heroína, tienen la capacidad de activar neuronas porque su estructura química es similar a la de un neurotransmisor natural del organismo; ello permite que se adhieran a las neuronas y las activen. Si bien estas drogas imitan las sustancias químicas propias del cerebro, no activan las neuronas de la misma manera que un neurotransmisor natural y provocan el envío de mensajes anormales a través de la red.
Otras drogas, como la anfetamina o la cocaína, pueden hacer que las neuronas liberen cantidades anormalmente altas de neurotransmisores naturales o que, al interferir con los transportadores, eviten el reciclamiento normal de estas sustancias químicas del cerebro. Ello también amplifica o altera la comunicación normal entre las neuronas.
¿Qué partes del cerebro afecta el consumo de drogas?
Las drogas pueden alterar zonas importantes del cerebro que son necesarias para funciones vitales y pueden impulsar el consumo compulsivo propio de la drogadicción. Las zonas del cerebro afectadas por las drogas incluyen
Los ganglios basales, que cumplen una función importante en las formas positivas de motivación—incluidos los efectos placenteros de actividades saludables como comer, interactuar socialmente o tener actividad sexual—y también participan en la formación de hábitos y rutinas. Estas zonas constituyen un nodo clave en lo que a veces se denomina el circuito de recompensa del cerebro. Las drogas generan hiperactividad en este circuito, lo que produce la euforia que se siente al consumirlas. Pero cuando la presencia de la droga se repite, el circuito se adapta y disminuye su sensibilidad, lo que hace que a la persona le resulte difícil sentir placer con algo que no sea la droga.
La amígdala extendida cumple una función en las sensaciones estresantes como la ansiedad, la irritabilidad y la inquietud, las cuales son características de la abstinencia una vez que la droga desaparece del sistema y motivan a la persona a volver a consumirla. A medida que aumenta el consumo de la droga, este circuito se vuelve cada vez más sensible. Y con el tiempo, una persona con trastorno por consumo de drogas no las consume ya para lograr un estado de euforia, sino para aliviar temporalmente ese malestar.
La corteza prefrontal dirige la capacidad de pensar, planificar, resolver problemas, tomar decisiones y controlar los propios impulsos. Esta es también la última parte del cerebro en alcanzar la madurez, lo que hace que los adolescentes sean los más vulnerables. Los cambios en el equilibrio entre este circuito y los circuitos de los ganglios basales y la amígdala extendida hacen que una persona que sufre de un trastorno por consumo de drogas busque la droga en forma compulsiva y tenga menos control de sus impulsos.
Algunas drogas, como los opioides, también alteran otras partes del cerebro, tal como el tronco del encéfalo, que controla funciones indispensables para la vida—entre ellas la frecuencia cardíaca, la respiración y el sueño—. Esta interferencia explica por qué las sobredosis pueden debilitar la respiración y causar la muerte.
El cerebro humano es el órgano más complejo del cuerpo. Esta masa de tres libras de materia gris y blanca se halla en el centro de toda la actividad humana: necesitamos el cerebro para conducir un automóvil, disfrutar de una comida, respirar, crear una obra de arte magistral y disfrutar las actividades de todos los días. El cerebro regula las funciones básicas del cuerpo, nos permite interpretar y responder a todo lo que experimentamos y moldea nuestro comportamiento. En breve, somos nuestro cerebro: él es todo lo que sentimos y pensamos, es lo que somos.
¿Cómo funciona el cerebro?
El cerebro se compara a menudo con una computadora increíblemente compleja e intrincada. En vez de los circuitos eléctricos de chips de silicona que controlan los dispositivos electrónicos, el cerebro tiene miles de millones de células llamadas neuronas que están organizadas en circuitos y redes. Cada neurona actúa como un interruptor que controla el flujo de información. Si una neurona recibe suficientes señales de otras neuronas con las cuales está conectada, se activa y dispara su propia señal a otras neuronas del circuito.
El cerebro está compuesto por muchas partes con circuitos interconectados que funcionan juntas, en equipo. Los distintos circuitos cerebrales son responsables de coordinar y llevar a cabo funciones específicas. Las redes de neuronas intercambian señales entre ellas y con otras partes del cerebro, la médula espinal y los nervios que se encuentran en el resto del cuerpo (el sistema nervioso periférico).
Para enviar un mensaje, la neurona libera un neurotransmisor en el espacio que existe entre ella y la neurona siguiente. Este espacio se llama sinapsis. El neurotransmisor cruza la sinapsis y se adhiere a los receptores de la neurona que recibe el mensaje, en forma similar a una llave que calza en una cerradura. Esto origina cambios en la célula receptora. Otras moléculas llamadas transportadores reciclan los neurotransmisores (es decir, los devuelven a la neurona de donde salieron en primer lugar), limitando o cancelando de esa manera la señal emitida entre las neuronas.
¿Cómo actúan las drogas en el cerebro?
Las drogas interfieren en la forma en que las neuronas envían, reciben y procesan las señales que transmiten los neurotransmisores. Algunas drogas, como la marihuana y la heroína, tienen la capacidad de activar neuronas porque su estructura química es similar a la de un neurotransmisor natural del organismo; ello permite que se adhieran a las neuronas y las activen. Si bien estas drogas imitan las sustancias químicas propias del cerebro, no activan las neuronas de la misma manera que un neurotransmisor natural y provocan el envío de mensajes anormales a través de la red.
Otras drogas, como la anfetamina o la cocaína, pueden hacer que las neuronas liberen cantidades anormalmente altas de neurotransmisores naturales o que, al interferir con los transportadores, eviten el reciclamiento normal de estas sustancias químicas del cerebro. Ello también amplifica o altera la comunicación normal entre las neuronas.
¿Qué partes del cerebro afecta el consumo de drogas?
Las drogas pueden alterar zonas importantes del cerebro que son necesarias para funciones vitales y pueden impulsar el consumo compulsivo propio de la drogadicción. Las zonas del cerebro afectadas por las drogas incluyen
Los ganglios basales, que cumplen una función importante en las formas positivas de motivación—incluidos los efectos placenteros de actividades saludables como comer, interactuar socialmente o tener actividad sexual—y también participan en la formación de hábitos y rutinas. Estas zonas constituyen un nodo clave en lo que a veces se denomina el circuito de recompensa del cerebro. Las drogas generan hiperactividad en este circuito, lo que produce la euforia que se siente al consumirlas. Pero cuando la presencia de la droga se repite, el circuito se adapta y disminuye su sensibilidad, lo que hace que a la persona le resulte difícil sentir placer con algo que no sea la droga.
La amígdala extendida cumple una función en las sensaciones estresantes como la ansiedad, la irritabilidad y la inquietud, las cuales son características de la abstinencia una vez que la droga desaparece del sistema y motivan a la persona a volver a consumirla. A medida que aumenta el consumo de la droga, este circuito se vuelve cada vez más sensible. Y con el tiempo, una persona con trastorno por consumo de drogas no las consume ya para lograr un estado de euforia, sino para aliviar temporalmente ese malestar.
La corteza prefrontal dirige la capacidad de pensar, planificar, resolver problemas, tomar decisiones y controlar los propios impulsos. Esta es también la última parte del cerebro en alcanzar la madurez, lo que hace que los adolescentes sean los más vulnerables. Los cambios en el equilibrio entre este circuito y los circuitos de los ganglios basales y la amígdala extendida hacen que una persona que sufre de un trastorno por consumo de drogas busque la droga en forma compulsiva y tenga menos control de sus impulsos.
Algunas drogas, como los opioides, también alteran otras partes del cerebro, tal como el tronco del encéfalo, que controla funciones indispensables para la vida—entre ellas la frecuencia cardíaca, la respiración y el sueño—. Esta interferencia explica por qué las sobredosis pueden debilitar la respiración y causar la muerte.